Es allí donde se conjugan los dos hemisferios del vino: el terrenal y el mítico.

ANDE: es la montaña que el hombre conoce y cultiva, para obtener los frutos más perfectos, aprovechando las excepcionales condiciones de la tierra, el agua y el clima de la altura.

LUNA: es el espacio de inspiración y magia, imprescindibles para que pueda nacer un gran vino.